martes, 20 de octubre de 2009

La fe de los cerdos



El Centro para las Artes TETIEM A.C. se complace en invitarlos a las funciones de temporada de la Obra: “La fe de los cerdos” de Hugo Abraham Wirth Nava bajo la dirección de José Carlos Alonso y las actuaciones de Consuelo Meneses, Marcela Viveros, Rudy Arenas, Xavier Ulises, Edgard Gochez y Omar Karim, además de las voces de Emmanuel Cervantes y Elizabeth Cortez.
Temporada todos los viernes de octubre y noviembre a las 19.00 hrs. Entrada general $50.00

jueves, 6 de agosto de 2009

El cómic en escena

La escena siempre me ha parecido el sitio mejor puede caber la fantasía. A mí por lo menos me decepciona ver una superproducción teatral que recrea con verismo nuestra sociedad; preferiria ver esa inversión monetaria , mundos que no podría concebir en la estrechez de un teatro ; quiero ver dragones , planetas que colisionan hombres lobos y esas clases de universos. Creo que el manga, el comic y el cine son artes que me invitan mucho a pensar en el teatro y viceversa. Siempre he querido ver adaptaciones imposibles de éstos sobre el escenario. Estoy convencido que en el cine basta que el actor sea verosímil, pero en el teatro se le exige que sea , al menos, un coloso. La proporción de hombre entre la escena y la cámara es enorme. Por eso creo que en el tablado los hombres deben verse y sentirse de modo mípico, épico, y de ahí la importancia de plantar sobre la escena a grandes mitos y superhéroes. Acciones más grandes que la arquitectura que las contiene. Ahí está la dinamita del teatro. Que siempre explota más allá de los límites estrechos que la realidad concreta impone. La proporción del teatro lo rebasa todo : no cabe en una toma, en una viñeta, en un cuadro, en el márfil, en la escena; porque siempre se expande por encima de estos. Es el grano de maíz que nunca avisa cuando explotará en palomita que desborde el contenedor.

Palabras de Richard Viqueira en entrevista con Jaime Chabaud

jueves, 14 de mayo de 2009

Falleció el dramaturgo brasileño Augusto Boal

El dramaturgo brasileño Augusto Boal, embajador mundial del teatro de la Unesco, falleció el 2 de mayo en Río de Janeiro a los 78 años, a causa de una insuficiencia respiratoria. El fundador del llamado "teatro del oprimido", un revolucionario método de enseñanza teatral y de escenificación, sufría leucemia y estaba internado desde el pasado martes por sus problemas respiratorios.


Augusto Boal, gran actor, director y dramaturgo, supo ser también brasilero, gran colombiano y latinoamericano… decía que: (Y agregaba) las élites consideran que el teatro no puede ni debe ser popular.que el teatro no sólo debe ser popular, sino también debe serlo todo lo demás: especialmente el Poder y el Estado, los alimentos (viva el Mercal y Pdval), las fábricas (vivan las que han sido tomadas por el Gobierno Bolivariano y entregadas a los obreros), las playas (vivan los planes de turismo social), las universidades (viva la Universidad Bolivariana de Venezuela y todas las Misiones Educativas que estén liberando realmente a nuestro pueblo), la vida* (viva la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999).

Tu pensamiento está más vigente que nunca… Gracias por el legado que nos dejaste.

miércoles, 13 de mayo de 2009

EL Actor: Patológico y Hechicero según Gassman

«'¿Es correcto enseñar teatro?' Te habría contestado que no lo sé, porque el teatro es un oficio peligroso... En el sentido que tiene que ver con la enfermedad. Es un oficio que posee componentes de carácter patológico, en el que la enfermedad, paradójicamente, no sólo existe y tal vez no se pueda eliminar, sino que ni siquiera se pueden hacer intentos razonables por extirparla. En cierto sentido, es una enfermedad que necesita buscar su empeoramiento. Tal vez podríamos establecer un vago paralelismo entre la enseñanza del teatro y la medicina homeopática. Es decir, no hay que comprimir ni reprimir el mal porque es la razón de ser del oficio, el componente más secreto del talento, sino que habría que tratar de convivir con ese mal, desarrollarlo, llevarlo a una total expresión. Como la peste de la que habla Artaud. Para buscar no una cura en el sentido estricto de la palabra, sino por lo menos una conclusión del mal que puede llegar a producir algo naturalmente de carácter expresivo, artístico.

[...] Basta con remontarse a sus mismos orígenes. Sabemos, aunque sólo sea con cierta aproximación por la ausencia de documentos sobre el tema, que una de las matrices del teatro, de la representación teatral, es la religiosa, la ritual. Hablo del famoso momento en el que, en la ejecución de un rito de carácter colectivo, se separa físicamente del coro un sumo sacerdote que inicia, primero con el coro y luego consigo mismo y con otros, ese diálogo conflictivo que luego se convierte en teatro, en el sentido de todo su existencia.

[...] Hechicero, chamán. Ahora el personaje del hechicero, del chamán (se percibe de forma intuitiva, de oído) sugiere de inmediato esa dimensión patalógica a la que me refería antes. Por lo que sabemos, por lo que nos dicen los etnólogos, ¿qué era ese hechicero en la sociedad primitiva? Un individuo dotado de virtudes especiales, simuladas o verdaderas, eso no tiene importancia. Un individuo al que se le atribuía una función especial, activa, que le permitía sobrevivir en el seno de la comunidad, encontrar en ella su sitio, su utilidad y su función social. Probablemente sus cualidades activas iban acompañadas de ciertas carencias y de ciertas habilidades, incluso en el plano físico, en el plano, precisamente, de la salud. Enfermedades especiales, recurrentes, como la locura. La locura, por ejemplo, es una enfermedad que suele asociarse con frecuencia a la figura no sólo del hechicero, sino también diría yo del vidente, del parapsicólogo, de cuantos actúan en un campo que no es del todo atribuible al comportamiento de la vida normal. La epilepsia, por ejemplo, la ceguera. No es casual que muchos personajes dramáticos, figuras videntes, empezando por Tiresias, se vean afectados por algunas de estas enfermedades específicas. El hechicero es el antepasado más probable del actor, incluso desde un punto de vista técnico, diría yo. Es el oficiante, el sacerdote, el intérprete de la voz divina, y luego será el actor poeta de las primeras formas dramáticas. En cualquier caso es un sendero que conduce al misterio, a una incógnita que no es extensible, que debe de mostrarse en cada caso a través del rito».

Vittorio Gassman: Sobre el Teatro. Conversación con Luciano Lucignani. Trad. C. Filipetto. Barcelona: Acantilado. 2003.

viernes, 24 de abril de 2009

Interpretar es crear

Para los que piensan que los actores no son artistas...

¿Porqué hacer teatro?

Mühler dice: "...Habría que cerrar los teatros por un año, y ver si la gente nota la diferencia, y si no, el teatro no está cumpliendo su misión..."
"...El teatro se hace en estado de crisis
El teatro no existe sin la crisis..."

lunes, 13 de abril de 2009

Mensaje Oficial para el Día Mundial del Teatro 2009

Por Augusto Boal

Todas las sociedades humanas son espectaculares en su vida cotidiana y producen espectáculos en momentos especiales. Son espectaculares como forma de organización social y producen espectáculos como este que ustedes han venido a ver.
Aunque inconscientemente, las relaciones humanas se estructuran de forma teatral: el uso del espacio, el lenguaje del cuerpo, la elección de las palabras y la modulación de las voces, la confrontación de ideas y pasiones, todo lo que hacemos en el escenario lo hacemos siempre en nuestras vidas: ¡nosotros somos teatro!
No sólo las bodas y los funerales son espectáculos, también los rituales cotidianos que, por su familiaridad, no nos llegan a la consciencia. No sólo pompas, sino también el café de la mañana y los buenos días, los tímidos enamoramientos, los grandes conflictos pasionales, una sesión del Senado o una reunión diplomática; todo es teatro.
Una de las principales funciones de nuestro arte es hacer conscientes esos espectáculos de la vida diaria donde los actores son los propios espectadores y el escenario es la platea y la platea, escenario. Somos todos artistas: haciendo teatro, aprendemos a ver aquello que resalta a los ojos, pero que somos incapaces de ver al estar tan habituados a mirarlo. Lo que nos es familiar se convierte en invisible: hacer teatro, al contrario, ilumina el escenario de nuestra vida cotidiana.
En septiembre del año pasado fuimos sorprendidos por una revelación teatral: nosotros pensábamos que vivíamos en un mundo seguro, a pesar de las guerras, genocidios, hecatombes y torturas que estaban acaeciendo, sí, pero lejos de nosotros, en países distantes y salvajes. Nosotros que vivíamos seguros con nuestro dinero guardado en un banco respetable o en las manos de un honesto corredor de Bolsa, fuimos informados de que ese dinero no existía, era virtual, fea ficción de algunos economistas que no eran ficción, ni eran seguros, ni respetables.
No pasaba de ser mal teatro con triste enredo, donde pocos ganaban mucho y muchos perdían todo. Políticos de los países ricos se encerraban en reuniones secretas y de ahí salían con soluciones mágicas. Nosotros, las víctimas de sus decisiones, continuábamos de espectadores sentados en la última fila de las gradas.
Veinte años atrás, yo dirigí Fedra de Racine, en Río de Janeiro. El escenario era pobre: en el suelo, pieles de vaca, alrededor, bambúes. Antes de comenzar el espectáculo, les decía a mis actores: “Ahora acaba la ficción que hacemos en el día a día. Cuando crucemos esos bambúes, allá en el escenario, ninguno de vosotros tiene el derecho de mentir. El Teatro es la Verdad Escondida.”
Viendo el mundo, además de las apariencias, vemos a opresores y oprimidos en todas las sociedades, etnias, géneros, clases y castas, vemos el mundo injusto y cruel. Tenemos la obligación de inventar otro mundo porque sabemos que otro mundo es posible.
Pero nos incumbe a nosotros el construirlo con nuestras manos entrando en escena, en el escenario y en la vida.
Asistan al espectáculo que va a comenzar; después, en sus casas con sus amigos, hagan sus obras ustedes mismos y vean lo que jamás pudieron ver: aquello que salta a nuestros ojos. El teatro no puede ser solamente un evento, ¡es forma de vida!

Actores somos todos nosotros, el ciudadano no es aquel que vive en sociedad: ¡es aquel que la transforma!

martes, 10 de febrero de 2009

LA NOCHE DE LAS ESTRELLAS





El pasado 31 de enero el INAOE junto con la Alianza Francesa, realizó el evento "La noche de las estrellas" festejando el año internacional de la astronomía en el cual se conjunto la arqueología, astronomía y las artes. Fue una manera de reduscubrir el cielo de nuestros ancestros. En esta ocasión el personaje que interpreto es una cazadora de astros, la cual tiene un importante discurso sobre la contaminación lumínica, demanda el robo de la vía láctea. La dirección de actores estuvo a cargo del activo, enérgico y gracioso Arnaud Charpentier director del grupo Franco Mexicano La Biznaga, teatro fundado en 1999 el cual tiene activa presencia en la ciudad de México.

lunes, 9 de febrero de 2009

RAÍCES DE VIENTO







Luvina la bella airosa fué un proyecto ganador a los estímulos de creación artística que ofreció el FOECAH en su emisión 2008 a la actriz Marcela Viveros Domínguez, originaria de Pachuca y egresada de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
El resultado del proyecto fue el montaje de la obra Raíces de Viento, el texto fue hecho a partir de una investigación histórica principalmente del esplendor minero, y basado en imágenes del cuento Luvina de Juan Rulfo.
La opresión, la lucha, y la pobreza, son temas que evocan al México pos revolucionario que planteaba Juan Rulfo, que no es ajeno a ningún poblano. Además Raíces de Viento, trasciende de un tema local a un contexto filosófico, convirtiéndose en una historia de búsqueda interior.

Dirección: Pablo H. Cano*

Actuaciones: Marcela Viveros, José Manuel Espinosa, Joshua Sánchez, Juan José Ortega.



*Becario FOESCAP 2007


En el aire, bajo la tierra, junto a los árboles, en el lecho del río, todos somos mineros.
Aquí a tu lado, entre tus brazos todos somos mineros.
Yo busco en ti mi tesoro, pero el tesoro no soy yo, ni eres tu, ni la plata, ni el cobre, ni el carbón.
Todos tenemos una mina y el tesoro está en mí, está en ti, en todos
nosotros.