sábado, 13 de octubre de 2007

TITUS






















¿Porque las guerras de ayer son las guerras de hoy?. La maldad.La violencia. La traición. El ansia de poder. La injusticia. La pérfida envidia.La insaciable ambición del ser humano.La crueldad de la guerra y sus crueles consecuencias. La sed de venganza.La herencia de la sangre derramada.
¿Qué late dentro de Tito Andrónico que nos resulta tan apasionante?
Tito Andrónico es una de las obras más brillantes (y menos representadas) de William Shakespeare, pues nos conecta con la tragedia primitiva, con el teatro no desvirtuado. La grandeza de su lenguaje, la belleza de sus formas, la acertada construcción dramática, el acabado de sus caracteres y la crudeza de sus imágenes, componen un majestuoso lienzo teatral en el que el hombre es el único responsable de su trágico destino.
Este texto dramático apela a nuestros instintos más primarios, a nuestros sentimientos más profundos, removiéndolos y rasgándolos desde la crueldad. Y es que, como dijo Antonin Artaud: “El teatro sólo podrá ser nuevamente el mismo, ser un medio de auténtica ilusión, cuando proporcione al espectador verdaderos precipitados de sueños en los que su gusto por el crimen, sus obsesiones eróticas, su salvajismo, sus quimeras, su sentido utópico de la vida y de las cosas, y hasta su canibalismo, desborden en un plano no fingido e ilusorio, sino interior.”
La tiranía de la guerra y su hermana la venganza, las intrigas y traiciones políticas, el maquiavelismo, la ambición y las luchas de poder, dotan al texto de una gran contemporaneidad, pues nos hablan de lo que éramos entonces pero también de lo que somos ahora y, tal vez, de lo que siempre seremos.
Titus, adapatación de Tito Andrónico. Dirigida por Thelma Cuervo
Marcela Viveros en el personaje de Tamora (la reina de los godos)